Porque has vuelto? dijo mirándome a los ojos sin cubrir su desnudez. Junto a la cama había dos copas con vino, seguramente no estaba sola; el candil apenas me permitía distinguir el fondo de la habitación en penumbra. Yo tenia miedo, apreté la empuñadura de mi arma y dije las palabras en voz alta: " Él nos dio dos ojos, dos manos, dos orejas y todo lo que se necesitaba en pares, pero nunca dos almas. No llegó a gritar
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