Hay vida despues del cine?

SEGUNDA PARTE
Al comienzo de la primavera habíamos rentado una casa en el bosque; el día de la mudanza colocamos en primer lugar los muebles del improvisado salón y en la mesa, la vieja y pequeña televisión. Decidimos que esa noche iríamos al cine para relajarnos.

Después de una ducha salimos, el ambiente presagiaba lluvia, recuerdo que  dijo:
- Aun no me acostumbro a este auto, perdóname si cometo alguna torpeza.
-No hay problema - Dije con un algo de preocupación.

Tomamos un camino por el bosque en dirección a la autopista, los arboles majestuosos bailaban acompasados con el fuerte viento que también sacudía el vehículo. Llevaba mi bolsa con la cámara para tomarle unas fotografías si había oportunidad, la descargue en el suelo sujetándola con los pies.

Como esperábamos y en la oscuridad, empezaron las gotas en el cristal después la pertinaz lluvia,  por ultimo el chubasco, la tormenta. 
Redujo la velocidad en medio de la noche, circulando ya por la autopista, las plumillas sobre el parabrisas se movían frenéticamente. Una luz azul intermitente de policía nos indujo a hablar de los accidentes, de la prudencia.

Un poco mas adelante vimos un gran charco en la mitad de la via, redujo nuevamente la velocidad, un vehículo nos adelanto sin frenar y cubrió nuestro cristal con una agua negra, densa, como si la noche misma se hubiera derretido y se depositara en nuestro cristal. Posiblemente no fue ni un segundo, pero dimos un salto y cruzamos aquel manto de agua negra. Al otro lado, la lluvia se hizo clara y fina, y las farolas del alumbrado publico daban un aire casi festivo a ese lugar.

Los cines estaban en una parte de la ciudad que no conocía, todo me pareció nuevo, recién lavado deslumbrante - Recordé que los seguidores de el sueco Swedenborg nos dicen que cuando la gente muere no se dan cuenta, solo lo nota porque las emociones son mas intensas.

Ya no llovía, las luces amarillas de la ciudad se reflejaban en los espejos de los charcos del asfalto, dibujando figuras mágicas que me hicieron dudar, con una sonrisa de la realidad de aquel momento.
-Espérame un momento, olvide la billetera en el carro, Dijo sacándome de mis cavilaciones
Mientras se alejaba entendí que su despiste era realmente importante y que podría llegar a ser peligroso.
-Muy bien, todo listo. Me dijo al volver, -guardarme las llaves por favor.

Compramos los billetes y entramos, el ambiente estaba cargado de olor a maíz frito y a dulce, recordé que de de ninio la gente podía fumar en el cine, incluso había un  cenicero en cada butaca.

-Voy por maíz. Quisieras reservar las sillas? Me dijo haciendo un gesto con las manos.
-De acuerdo, en el pasillo o en el centro?
-Donde quieras. Doble porción de mantequilla?
-Por supuesto y un refresco. Termine diciendo.

Nos dimos la espalda. Entre en la sala busque dos butacas junto al pasillo y las reserve.
En secreto esperaba que me ofreciera las nueces de macadamia recubiertas de chocolate que había prometido llevar al cine. 

Pasaron los minutos y no se presento, cuando la película comenzó, salí hasta la puerta, mire por los pasillos y en los aseos. Estuve toda la película en pie en el pasillo de entrada esperando que llegara, dos horas y media pensando todo tipo de cosas, entrando y saliendo, al final espere la salida de todas las personas. Tampoco estaba. 

Nuevamente recorrí el edificio pensando que habría entrado a otra sala, una hora mas esperando, acaso por su despiste se hubiera perdido y hubiera vuelto al coche, busqué las llaves, y empunandolas como al mas sagrado amuleto me dirigí al aparcamiento recorriendo los comercios casi cerrados, No estaba. No tenia apetito para cenar, llegue a una pizzeria y tome un café solo, amargo.

Tomaba mi café cuando recordé ese día me había pedido mi teléfono para hacerse una llamada y encontrar su propio teléfono, perdido en medio de la mudanza. Busque el único numero desconocido y llame desesperadamente una y otra vez sin obtener respuesta.

Finalmente queriendo descubrir si había conseguido volver a casa y tratando que no se notara mi desesperación porque no respondía el teléfono escribí un mensaje de texto:
 Que tal el viaje de regreso?