Descalzos (3)

Puede ser casualidad, pero cuando el llanto esta apunto de aparecer en forma de lluvia, de ducha matutina o de sencilla gota de rocío, entonces aparece tu rostro en la pantalla de mi tableta, tu voz en mi teléfono o sencillamente tu palabra en una nota escrita sin pretencion ni misterio, entregada por el cartero en mi puerta sin numero.

Ayer me hubiera gustado abrazarte, estabas tan linda, tan tranquila, no tenias tu desespero habitual, acaso los domingos te hacen mas tierna, me sentí feliz de poder sentir tus hombros desnudos y rodearte con mis brazos. Tenemos algunos consuelos, que bastan a quienes podemos comprender a los ciegos cuando alguien les habla del color azul o a los marineros cuando describen la soledad mística del amor a distancia.

En la tarde después de escucharte, me quito los zapatos y con el pincel del recuerdo, me invento una joven pareja de Negros: Ella con el cabello cortado casi a rape y El con unas largas rastas, recorriendo centro de cualquier ciudad, comiendo un helado o tomando un café, y degustando los potentes o delicados perfumes de ciertos quesos compactos o cremosos. Entretanto los cristales lloran tu ausencia y el jazz en la barra de aquel bar, torna el fondo de mi cuadro en los colores verdes de este primer verano.

Disfruto la libertad en los pies; desde los dedos voy perdiendo las ataduras y cualquier expresión de libertad es menor, me aborda una increíble sensación de estar completamente descalzo...

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