miércoles, 19 de septiembre de 2012

El Puente

Misteriosamente en el mundo occidental se llama al Papa El Pontífice, es decir aquel que hace los puentes, porque decide si hay días de fiesta en semana y después los sindicatos y políticos los aprovechan para que cuando se arrima un martes o un jueves nosotros podamos hacer ir a disfrutar del puente.
Y para eso los pequeños hoteles campestres, las casas rurales o de playa, las estacione de autobuses, los dueños de los aviones y una cantidad enorme de gente se preparan: Hacen turnos, compran insumos, comidas, limpian todo; para que gracias al pontífice, es decir el que hace los puentes, en mitad del curso escolar o cuando los problemas están mas "pelipunticos" tomemos un día y junto con los del puente, nos vamos de Jueves a Domingo a intentar recargar fuerzas.

domingo, 16 de septiembre de 2012

El Robledillo

Al norte, donde las montañas no son sitios de cultivos empinados y laboriosos, como en los altos Andes Americanos, sino que son riscos escarpados de cabras y otra enorme variedad de animales con cuernos salidos de una fabula.
En una casa de piedra, velas y copas de vino con asado y verduras a la parrilla acompañan anécdotas de los nuevos corsarios: intrépidos motoristas y esforzados caminantes. Los guardias esperan en los caminos a los cazadores furtivos y el roble desde su altura centenaria comparte su hospitalidad con el pino invasor, mientras aguarda las próximas lluvias de otoño.

Un par de sueños

Porque has vuelto? dijo mirándome a los ojos sin cubrir su desnudez. Junto a la cama había dos copas con vino, seguramente no estaba sola; el candil apenas me permitía distinguir el fondo de la habitación en penumbra. Yo tenia miedo, apreté la empuñadura de  mi arma y dije las palabras en voz alta: " Él  nos dio dos ojos, dos manos, dos orejas y todo lo que se necesitaba en pares, pero nunca dos almas. No llegó a gritar

Arbol pescador

Un día tomando café en una terraza de la Plaza Mayor de Madrid, me vino a la memoria una canción raizal, un bambuco colombiano en el que un pescador con su red en la noche pesca un lucero en el rio, la narración cuenta que en medio de la noche "... y sin vida encontraron al barquero, porque de celos se desbordó aquel rio, entró al bohío y se robó el lucero" La canción se llama: Pescador, Lucero y Rio de José Alejandro Morales. Tal vez esa memoria me regaló este árbol desnudo de espaldas, pescando con su barca, junto a un rio imposible.

Perfume de Menta

Me gustan sus palabras, sus cartas y llamadas. En estos tiempos de re-envio, de falta de imaginación, son  una jarra de agua fresca en medio del desierto. Después de tantos años de no verla, algunas veces me parece escuchar su carcajada en la habitación del lado y se me erizan los vellos de la nuca. En las tardes tranquilas con algunas músicas de fondo, su recuerdo renueva la esperanza.