domingo, 16 de septiembre de 2012

El Robledillo

Al norte, donde las montañas no son sitios de cultivos empinados y laboriosos, como en los altos Andes Americanos, sino que son riscos escarpados de cabras y otra enorme variedad de animales con cuernos salidos de una fabula.
En una casa de piedra, velas y copas de vino con asado y verduras a la parrilla acompañan anécdotas de los nuevos corsarios: intrépidos motoristas y esforzados caminantes. Los guardias esperan en los caminos a los cazadores furtivos y el roble desde su altura centenaria comparte su hospitalidad con el pino invasor, mientras aguarda las próximas lluvias de otoño.

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