miércoles, 27 de noviembre de 2013

Madrina

Con el paso de los años quisiéramos que la vida nos tratara con dulzura, no solo respecto a nuestra salud corporal, sino a la serenidad y fortaleza espiritual y mental que podemos alcanzar con un adecuado cuidado.
No anhelo una vida larga, puedo ser egoísta, pero celebro con todo mi corazón la presencia de mis mayores, el respeto que me merece su palabra pausada, que siempre me ha indicado el mejor camino.
En una casa de Norte de Carolina, hay una familia que hace que los mas pequeños duerman en un colchón en el suelo, cuando un mayor viene de visita. Así los jóvenes aprenden el respeto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario